Si su organización tiene grandes objetivos, un propósito inspirador y una visión clara, pero la incertidumbre de los rápidos cambios modernos y eventos fortuitos como la reciente pandemia le causan temor y le impiden avanzar, debe ser porque aún no hay una gestión de riesgos de manera integral o lo sigue haciendo a la vieja usanza, con un cuadernito o cualquier herramienta que funcionaba en el pasado, pero es insuficiente para hoy.
En un mundo globalizado la información sobre riesgos debe viajar a la velocidad de la luz, para advertir a tiempo, controlar y evitar la materialización de cualquier riesgo, por pequeño que sea y por supuesto, los grandes riesgos, como el incumplimiento de la razón de ser o el fracaso en la operación.
En este artículo veremos cómo lograr una gestión integral de los riesgos, apoyados por una herramienta Software.
El riesgo es la vida
Tendemos a decir que la vida es un milagro, por la cantidad de combinaciones necesarias para que sea posible y también por la cantidad de riesgos que se deben superar para nacer y estar. Después vienen los riesgos de la crianza que los gestionan papá y mamá hasta que el individuo se hace dueño de sus actos, asume sus propios riesgos y ejecuta acciones para tener buenos resultados, es decir, combinaciones efectivas para resolver de la manera menos azarosa posible la vida.
Y si el individuo debe planear y hacer ajustes diarios para garantizar su seguridad, su bienestar, obtener unas metas y alcanzar unos ideales, cuando se trata de organizaciones la complejidad aumenta, por lo cual las herramientas a usar deben ser poderosas, robustas, eficientes, dándole al organismo colectivo seguridad y calidad en su desempeño.
El individuo, si tiene familia, pertenece a un equipo en el que las cosas se deben planear con un tablero diario de previsiones y tareas que los miembros de la familia observan diariamente, pero en las organizaciones ese tablero se multiplica por miles de tableros que se interconectan, por lo cual es necesario usar una herramienta software, que administre diferentes dimensiones y le dé unidad a la organización, especialmente para perseguir la estrategia y sus objetivos, de la mano de una gestión integral de riesgos, que se articule con el Cuadro de Mando Integral, para saber a ciencia cierta cómo van las cosas.
Ya vimos que los riesgos son parte natural de la vida y que asumirlos con inteligencia es la clave para triunfar, a nivel del individuo y de las organizaciones que componen la sociedad. Ahora veamos brevemente la historia del ser humano gestionando riesgos, a través de 3 momentos.
Momento 1: a la intemperie
En el génesis de la sociedad humana, el primer capítulo es el de enfrentar los riesgos de vivir a la intemperie, ya que se dependía exclusivamente de los recursos directos de la naturaleza, durante una fase de descubrimiento y recolección, conociendo el territorio y trepándose a los árboles. Este fue un periodo que se destacó por el envenenamiento y la ingesta de elementos tóxicos y también, por el ataque de las fieras o fenómenos naturales que cobraron muchas vidas.
Momento 2: con herramientas
Posteriormente fueron las herramientas y su evolución lo que implicó también un sinnúmero de accidentes, a la par que descubrimientos y evoluciones de las armas de cacería y las herramientas para la agricultura. Luego, su uso y la curva de aprendizaje, que la lanza no dio en la fiera y tomando un rumbo distinto atravesó al amigo de cacería. Hoy siguen ahí, el cuchillo, la lanza, el puntero del mouse, y el hacha, que, al comienzo resultó un magnífico invento, mientras se escaló a la destrucción entera de bosques, que con la motosierra y la ilegalidad ahora no paran. El riesgo total de arrasar con todos los árboles, se materializa y se acelera, dando cada vez más gasolina para esos aparatos, como si no estuviera pasando nada.
Momento 3: la aldea global
Ya hablamos de hábitat, de herramientas, y de su selección, pero desde que se establecieron poblados, comarcas, reinos, imperios, repúblicas, ciudades, naciones y gobiernos, los problemas y los riesgos también se multiplicaron. Hoy la aldea es un planeta en el que buscamos vivir con bienestar y encontrar el desarrollo humano de manera civilizada y sostenible. Para gestionar los riesgos del mundo moderno es necesario manejar información clara y de calidad en diferentes contextos.
Al habitar la aldea global compartimos un sinnúmero de riesgos pero también de oportunidades, y las organizaciones que hagan su planeación estratégica de la mano de una gestión integral de riesgos, podrán estar a la vanguardia, respondiendo a los difíciles retos del momento.
Para la muestra un imperio
Hoy hablamos de gestión integral de riesgos, pero para llegar a ellos han pasado miles de años de historia y de transformación humana, en medio de guerras, pandemias, catástrofes, hambrunas, recesiones, en diferentes pueblos y civilizaciones, como es el caso del imperio Inca en América y el Tahuantinsuyo, gran territorio del sur de América, entre Colombia y la Patagonia Argentina, entre la Amazonía y el océano Pacífico.
Los antiguos Quechuas, salieron de su estructura tribal y haciéndose guerreros buscaron ampliar su poderío, empezando por dominar el Cuzco, como eje territorial y ampliándose hacia todos los puntos cardinales, llegando a dominar una vasta extensión de más de 3 millones de kilómetros cuadrados.
Inicialmente lo hicieron por la dominación y el fortalecimiento de su ejército, creando centros de poder, controlando y dominando a los grupos hostiles, riesgo que llegó a dominar, estableciendo así uno de los mayores imperios de toda la historia humana.
Por muchos años, los riesgos del proyecto Incaico estuvieron asociados al aparato militar, pero en la medida en que los pueblos vasallos fueron más, la promesa de bienestar fue mayor y la extensa red de caminos que conectaba poblados, sistemas hídricos, puentes, llanuras, ciudades, dejó de ser cosa de los ejércitos y se convirtió en una estructura jerárquica en la que desde el hijo del sol, hasta el más humilde poblador del territorio gozaban de bienestar, mediante un sistema de administración mutualista.
Entonces, también surgieron los matemáticos, los ingenieros del código, los comunicadores, en medio de la red de caminos con los chasquis llevando mensajes, indagando sobre la situación de los territorios y registrando la información sobre la producción de bienes, el mantenimiento de la infraestructura y es aquí en donde aparecen los ingenieros de sistemas o Quipucamayoc quienes desarrollaron el software de la época, con el código tridimensional de los quipus.
El Software de los Incas
En sistemas de cuerdas de colores, grosores, texturas, se combinaban nudos de diferentes formas y tamaños como lenguaje de registro en el que se podían leer las cuentas del imperio, la situación de los poblados, el estado de las obras y posiblemente también sus historias, sus hitos, sus poemas y su pensamiento.
Por allá en 1960, en el inicio de las computadoras, el código con instrucciones e información se ingresaba a través de tarjetas de cartulina perforadas. En el caso de los Incas la información ingresaba a través de los quipus o cuerdas, por lo que las salas de sistemas del imperio Inca, eran densas de cordones de diferentes grosores, longitudes y colores, en donde se guardaba la información del imperio, allí se podía revisar el pago de tributos, el estado de las obras de ingeniería, la situación de las cosechas, el balance de pérdidas o ganancias para un sistema mutualista, cuyo éxito consistió en dar bienestar a cada habitante que se sometiera a las reglas y la cultura del imperio.
Podemos decir entonces que más de 3 millones de Kilómetros cuadrados requirieron una codificación, un software llamado quipus, que funcionó por muchos años, hasta que aparecieron riesgos desconocidos, nunca antes vistos, no codificados, al llegar la invasión europea, las barbas rojas, la espada y la cruz, los caballos, el arcabuz y las enfermedades.
Después de haberse materializado una guerra civil entre los Incas, los Españoles encontraron un imperio diezmando, dividido y ensangrentado por la disputa del poder entre 2 hermanos, a lo que se sumó la captura de Atahualpa, el hijo del sol, quien quiso dialogar con los visitantes sin conocer el riesgo del engaño y de ahí en adelante fue la barbarie. Nos quedan algunos Quipus que empiezan a ser descifrados y el testimonio de un pueblo que hizo uso de los sistemas de información, con una tecnología propia.
El mundo moderno
Así como los Incas conectaron sus redes de caminos, establecieron un correo oral y crearon un código de registro para administrar económica y políticamente el imperio, hoy todas las organizaciones son parte de una red virtual, de un sistema global, en el que se administra el bienestar de los individuos y de la sociedad en general.
La planeación estratégica de una organización moderna debe hacerse de manera paralela con la Gestión Integral de Riesgos, que incluye 3 aspectos claves para el éxito de cualquier organización sea ésta de carácter público, institucional, o privado, de generación de capital.
Primero es la reputación
Es natural que defendamos nuestro nombre, que sostengamos nuestra propuesta de vida, lo que le da sentido a nuestros días, asociado a un paquete de valores y normas éticas que encauzan el hacer, el ser, la identidad. El riesgo cuando violamos estas reglas es la incoherencia y la pérdida de la razón de ser y por lo tanto de la imagen ante la sociedad.
Toda organización moderna debe saber que el mundo actual y la economía real enfrentan una grave crisis de recursos naturales, por lo cual la operación organizacional, no solo debe estar libre de afectar el futuro de la existencia, sino que debe contribuir con responsabilidad a su recuperación y sostenibilidad.
También, después de tantas guerras e injusticias por la predominancia, las tiranías y el acaparamiento exagerado de poder y riquezas, la sociedad debe seguir avanzando hacia un encuentro humano justo y solidario, por lo cual la tendencia es 0 corrupción.
El riesgo reputacional o de imagen tiene en teoría tolerancia 0, pues en la actualidad es inadmisible que una compañía se enriquezca a partir de un proceso que destruye ecosistemas o que alguien lo haga de manera personal, a partir del fraude o la apropiación de los recursos del erario público. La Gestión Integral de Riesgos de hoy, debe contemplar en su matriz el más estricto control para evitar a toda costa la materialización de un riesgo ético o de imagen.
Segundo es la operación
Si ya nos conocen por los principios y los valores, debemos ahora probar el desempeño en lo que nos corresponde o escogimos hacer, con calidad técnica, y profesional, entregando el mejor producto al consumidor final, o prestando el mejor servicio a la ciudadanía y a las comunidades.
Estamos hablando de lo operativo para la generación de productos y servicios, y tanto en lo público o lo privado esta operación debe reflejarse en un alto nivel de satisfacción del usuario o cliente final, lo mismo que en la sostenibilidad o crecimiento de la organización, y en ese camino también hay muchos riesgos.
Los riesgos operativos deben estar claramente identificados y gestionados con muy bajo nivel de tolerancia. Tenemos que hacerlo bien, pero si algo sale mal, si el riesgo se materializa tenemos que aprender y mejorar, para la satisfacción del cliente o ciudadano en un ciclo constante de mejora.
Tercero es la transformación
Aunque lo estemos haciendo, el mundo cambia y los individuos también, así que debemos tomar de nuevo el riesgo para producir nuevas y mejores versiones de lo que somos y hacemos. Entonces llega su majestad la Innovación, que trae una pequeña licencia para equivocarse.
Al crear cosas nuevas, al entrar en terrenos desconocidos se aplica la fórmula de prueba y error hasta dar con el chiste, así que el riesgo de equivocación aquí tiene un margen de tolerancia, pero este debe ser administrado para producir resultados y de nuevo necesitamos una herramienta que procese los riesgos de la innovación.
Se espera que los riesgos de innovación nunca lleguen a ser catastróficos, pues por el contrario, se deben gestionar como mejoras y transformaciones en el camino de la vida de las organizaciones que se comportan como organismos colectivos transgeneracionales, que pueden vivir siglos.
La herramienta hace la diferencia
Cuando una organización sea pública o privada, tiene a cargo la satisfacción de un grupo importante de personas, es obvio que tengamos una estrategia para lograrlo, pero para que no se nos agüe la fiesta, también debe ser obvio que tengamos una gestión integral de riesgos, apoyada por una herramienta que nos conecte con los diferentes procesos y niveles de acción y operación y los diferentes sistemas de gestión.
Toda organización moderna debe apoyarse en un sistema que muestre los mapas de riesgos, sus clases, valoraciones, matrices, que nos indique con un semáforo el estado actual de cada riesgo y nos permita desarrollar acciones permanentes para evitar materializaciones graves y llevar a mejora continua cualquier incidente.
En Pensemos contamos con años de experiencia en el tema de los Riesgos y con una herramienta que puede apoyar a su organización para una Gestión Integral de los Riesgos, que permita el avance de la estrategia. Esperamos que este artículo haya sido de su agrado y si desea recibir asesoría de nuestros expertos no dude en contactarnos. Recuerde que puede suscribirse al blog de Pensemos para conocer más sobre Software para la gestión de riesgos. También puede contactarnos si desea conocer más de nuestros servicios y sobre nuestros software que le entregará una visión mucho más detallada de todo el desempeño de su organización. Cuéntenos sus opiniones y estaremos atentos a responderlas.